miércoles, 27 de julio de 2016

El cielo llora


¡¡Muy buenas a todos y a todas!! ^^ Sé que no le doy nada de caña al blog, el curso me ha absorbido demasiado, por desgracia, y la señora Inspi no me visita a menudo. Iría a buscarla, pero nunca me dice su dirección :(
Sin embargo, lleva unos días rondándome la cabeza una idea y bueno, he acabado por desarrollarla. Esta vez escribo por culpa de un incendio que lleva dos días (y lo que te rondaré, morena) asolando cientos de hectáreas no demasiado lejos de donde vivo
Espero que os guste ^^




Escuchó un sonido muy fuerte que provenía del cielo. No sabía lo que era, pero sí noto que pasó muy rápido e incluso desestabilizó algunas partes de su cuerpo. Estuvo atento a partir de ese momento, pues quería saber qué era lo que sucedía a su alrededor.

Apenas tardó en volver a escuchar el mismo sonido, esta vez, le pareció que incluso repetido. Seguía sin saber qué era lo que lo provocaba, pero esta vez pudo concretar la localización hacia la que iba el sonido. Dirigió su atención hacia la zona y lo vio claramente. Las llamas habían comenzado a adueñarse del monte. Todavía quedaban lejos de su posición, pero ver un fuego tan vívido, tan brillante, tan flamante acercarse a él, le hizo temerse lo peor.

Pasó un largo rato contando las avionetas que intentaban calmar el fuego y aguardaba el momento en que ya no fueran necesarias. Sin perder de vista las llamas, pensaba en un plan de escape que consiguiera sacarle de aquel infierno. Se fijó en el cielo y en su color blanquecino, un blanco ahumado que empezaba a cubrir todo sobre sus cabezas.

De pronto, vio unos cuantos humanos dirigirse hacia él. Su esperanza volvió a resurgir y una sensación que no sabía explicar muy bien se instaló en su cuerpo. Pensó que serían bomberos y demás implicados en la batalla contra el fuego y que habían llegado para salvarlo. Tal fue su desgracia, que todos pasaron de largo sin prestarle ningún tipo de atención. Intentó convencerse de que no le habrían visto o de que había algún tipo de prioridad mayor que él, pero aún así, no se explicaba cómo pudieron ignorarle.

Siguieron pasando los minutos, e incluso las horas, y por allí no vio a nadie más. Todas las personas que había visto se habían dirigido hacia el corazón del incendio y ninguna había vuelto a por él. Ya con un cielo oscuro a causa del humo, su visión quedó gravemente disminuida y no podía ser testigo ni de lo que ocurría a escasos metros de su posición. Miró en todas las direcciones y nada le hizo pensar que podría salvarse.

Ya desesperado y sumido en una profunda tristeza, notó algo muy cálido tocar su cuerpo. Una ráfaga de viento sopló desde la dirección del fuego hacia él, hecho que le costó una buena quemadura en un costado. La pasividad abandonó su cuerpo y presa del pánico, intentó huir. No pudo moverse ni un ápice, algo le impedía emprender la marcha y por más que lo intentaba, sus esfuerzos eran en vano.

Temía por su vida, sabía que su momento estaba a punto de llegar y miró al cielo, o donde creía que se encontraba el cielo detrás de un humo negro cual carbón. Una gran cantidad de agua le cayó encima, pero no fue suficiente para calmar el ataque del fuego, las avionetas habían llegado tarde. Lo último de lo que fue testigo, fue un sol rojo que intentaba luchar por sobresalir del manto oscuro que cubría el cielo.



Poco a poco se fue consumiendo. No quedó de él más que un altísimo y triste esqueleto carbonizado y cenizas a su alrededor. Unas cenizas que, de seguro, habían formado parte de las lágrimas del cielo.


viernes, 27 de noviembre de 2015

Una buena compañía

Muyyyyyyy buenas a todos y todas ^^
Esta entrada que os dejo tiene cierta relación con la anterior. No es continuación, ni la historia tiene que ver en sí, pero también se me ocurrió en clase y bueno, no sé si lo dije, pero puede que os aguarden más entradas de este tipo ^^ Esta me ha costado un poco más que la otra, pero la he hecho con tanto amor como de costumbre :3
Espero que os guste ^^



- ¿Sabes que hoy estrenan la última película de Los Juegos del Hambre?
- ¿De verdad? No lo sabía, ¿quieres que vayamos?
- En absoluto, el cine ahora está muy caro y no vale la pena acudir a la sala. Además, hay mucha gente, y a mí las multitudes...
- Vamos, mujer, invito yo.
- Ja, ja, ja, ja, ja, no me hagas reír.
Al escuchar la carcajada, la gente se giró. Se quedó mirando cómo reía durante un buen rato, pero a ella pareció no importarle.
- Venga, vámonos. En esta ciudad no nos entiende nadie...
La gente seguía observando mientras caminaba.

Ya en casa, ella habló primero:
- ¿Qué te apetece cenar?
... No obtuvo contestación. Marchó en su busca pero no logró encontrar su objetivo. Fue entonces cuando recordó que se había despedido en el portal, aunque no prestara atención.

Se hizo dos huevos fritos. Cocinó como de costumbre, en el fuego pequeño de la vitrocerámica, con una sartén que parecía tener más años que ella y con tanto aceite que casi rebosaba las paredes del utensilio, ya que le gustaba freír unas pocas rebanadas de pan después de haber cocinado los huevos. Cuando acabó, se sentó en el sofá a mirar la televisión, aunque sin verla. Había cogido su chaqueta negra de estar por casa, la más calentita que tenía, y se había tapado las piernas con una manta azul oscuro. Mando en mano, hizo zapping durante unos largos 15 minutos. Después de haber pasado más de tres veces por todos los canales sin decidir dejar uno en concreto, el mando cayó de su mano derecha, impactando levemente sobre el sofá pero sin caer en el suelo. Ladeó la cabeza involuntariamente, hacia la derecha, haciéndole un breve pero intenso crujido el cuello. Se había quedado dormida.

A la mañana siguiente, se despertó todavía en el sofá, un tanto confusa por no estar en su dormitorio. Intentó recordar en qué momento había apagado la tele, pues no recordaba haberlo hecho y en ese momento se hallaba desconectada. No le dio demasiada importancia y se dirigió a la cocina a desayunar. Justo al entrar, vio que encima de la mesa estaba el desayuno. Hacía menos de 10 minutos que se había levantado y, por supuesto, ella no lo había hecho. Sabía quién había sido, enseguida pensó en...

Súbitamente, algo interrumpió sus pensamientos. Un ruido muy raro, provinente de la calle, había captado su atención. Crédulamente, se acercó. Había unos gruesos cables por fuera del inmueble.

-¡Buenos días! ¿Te vienes a desayunar?
Conocía esa voz, ilusionada buscó su origen. Cuando lo halló, contestó:
- ¿Desayunar? ¿Qué dices? Si me lo has dejado encima de la mesa de la cocina.
- Bueno, te espero aquí abajo, no te demores.

Aún en pijama, desayunó tan rápido como su inquietud y sus manos temblorosas le permitían. Normalmente se vestía antes de desayunar, pero ese día había de estar lo más presentable y elegante posible y no podía arriesgarse a que una mínima mancha apareciera en su vestuario. Era la primera vez que aparecía tan pronto y estaba enormemente ilusionada. Quería impresionar pero a la vez quería ser sutil. Quería destacar pero sin llamar la atención. Quería ser coqueta sin desentonar.

Cuando ya se hubo arreglado, salió de casa, cerró la puerta y dio tres vueltas al cerrojo. Llamó al ascensor y trató de esperarlo, pero por el ruido que le llegaba de un par de pisos por encima del suyo, lo estaban reteniendo por una conversación entre vecinos. No tenía tiempo que perder, de modo que procedió a bajar las escaleras, rápidamente, pues no queria llegar tarde a su cita.

- Estás muy guapa.
- Oh... Gracias, tú también estás muy elegante.
- Me he puesto lo primero que he visto por casa, venía con algo de prisa.

Sonrojada, empezó a caminar, rumbo oeste, para dar una vuelta por una de las calles más bonitas de la ciudad. Estaba tan emocionada que estaba ensimismada. De repente, en un descuido, ella advirtió que cruzó la calle justo en el momento en que venía un coche. Se giró cual acto reflejo y cerró los ojos de espanto. Al no escuchar ningún ruido que le hiciera sospechar que había ocurrido un accidente, se volvió para ver la situación. Con los ojos llorosos del susto, se dio cuenta de que nada había pasado, así que retomó su marcha con un semblante alegre y casi dando saltos de alegría.

- ¡Qué susto! Creí que no ibas a poder esquivar ese coche.

Entonces la gente la vio. La vio hablar sola. La vio marchar sola. La vio viviendo sola.


lunes, 2 de noviembre de 2015

¿Papá?

Muuuyyy buenas a todos y todas :D
Ya ha pasado verano y la vuelta a la rutina, como veis, se ha notado mucho. No tengo demasiado tiempo para escribir, y cuando me viene la inspiración, como de costumbre, estoy ocupada haciendo algo y no puedo plasmar mis pensamientos. Por suerte, una profesora se ha convertido en una fuente de inspiración muy potable, de hecho lo que os dejo hoy se me ocurrió por ella.
En fin, os dejo con el meollo del asunto. Sigo atendiendo sugerencias y nuevas propuestas ;) :3



- ¿Cuándo nos iremos, papá?
No obtuvo respuesta alguna. Su padre permanecía inmóvil en el sillón de la sala de estar, como cada mañana, mas aquella no era su forma habitual de actuar. Mientras Mila esperaba una respuesta, su madre la llamaba desde la cocina.
- ¡Mila, ya tienes preparado el desayuno!
Cabizbaja, sin mediar palabra, Mila salió de la sala de estar y se dirigió hacia la cocina.

Entró en la cocina. Dio siete pasos. Llegó hasta la mesa. Cogió la silla. Dio un paso hacia atrás. La apartó. Volvió sobre sus pasos. Se sentó. Sin hambre, se untó mermelada de melocotón en una tostada y le dio un mordisco. Contó los minutos que le costó tomarse la tostada, bueno, parte de ella. Once minutos. No era un tiempo muy dispar respecto a lo que le costaba habitualmente, con la excepción de que de costumbre comía tres tostadas, un tazón de café con un ligero toque de leche y a lo mejor alguna galleta. Su madre se había ido a trabajar, de manera que no le podía recriminar que apenas había nutrido su cuerpo esa mañana.

Marchó a clases ella sola, como todos los días desde hacía unas semanas. Caminó de manera firme hasta llegar a la universidad. Una vez allí, todo se desarrolló como siempre. Libros, bolígrafos, apuntes, palabras técnicas... Pero en sus pensamientos sólo hacía que darle vueltas a qué le pasaba a su padre. Cuando la profesora de la tercera clase acabó su discurso, aquella señal le sonó a Mila como un canto de sirenas. Recogió rápidamente su material, se despidió cordialmente de sus compañeras y salió disparada directa a casa.

Aquel día había tenido clase hasta tarde, de modo que cuando llegara, su madre ya estaría en casa. Y así fue. Abrió la puerta insertando una de sus llaves en la cerradura. Entabló una conversación rutinaria con su madre explicándole cómo le había ido el día, para después ir hacia su habitación a dejar su mochila. La sala de estar estaba más cerca de la entrada, de manera que Mila la vio antes de llegar a su habitación. Algo había cambiado. Se había percatado de ello sin dirigir la mirada hacia esa sala. Sólo pasando por el pasillo, ese lugar llamó su atención. Su madre se había levantado y la había seguido de lejos para ver la reacción de Mila en cuanto viera que había invertido toda la tarde en remodelar y redecorar la sala de estar. Su madre empezó a hablar mientras Mila dejaba la mochila en el pasillo, apoyada en una pared.

- ¿Qué te parece, Mila? ¿Te gusta cómo ha quedado?

Ella inspeccionó la habitación. Dio una vuelta sobre sí misma para cerciorarse de los cambios. Eran tantos que no conseguía enumerarlos.

- Pero, mamá, ¿por qué lo has hecho? No ves que pap-
- ¿Papá? Papá ya no está, Mila. ¡Papá se ha ido!
- No es cierto, está aquí con nosotras. Está en su sillón, como siempre. Míralo.

Ya llevaba varios días viendo a su padre. Siempre estaba en ese sillón que tanto adoraba. Se lo compró el día de su quincuagésimo séptimo cumpleaños. No era extraño verlo en el mismo lugar, pero su actitud estaba siendo diferente. Aún así era real. Su imagen permanecía vívida en su retina. Su cabeza gritaba de incertidumbre, pero el recuerdo acallaba esa voz. No podía hablar con nadie sobre ello, creía que todo el mundo odiaba a su padre. Así, fueron avanzando los días, hasta que, a partir del cambio de disposición de la sala de estar, la claridad del cuerpo de su padre iba siendo menor y menor, tornándose en una imagen poco nítida. Al mismo tiempo, perdía consistencia tras cada hora que pasaba. Fue adquiriendo el ligero toque de un fantasma, una presencia falsa y efímera.

El 18 de diciembre, Mila se levantó rápidamente, como si la cama contuviera llamas en su interior que la obligaban a salir de su habitación. Efectivamente, fue a ver a su padre con esa sensación de desazón. Llegó a la puerta. Apoyó su mano derecha en el marco. Su respiración se detuvo. Se tambaleó. Contuvo sus emociones. Caminó hacia el sillón. Un paso. Dos pasos. Tres pasos. Caminaba pesada, como si la gravedad ejerciera una fuerza diez veces mayor sobre ella y le costara muchísimo avanzar. Tras cada paso que daba, una lágrima empezaba a salir de sus ojos. Cuando llegó delante del sillón, su cara estaba roja, sus mejillas eran océanos de lágrimas y sus ojos irradiaban un profundo pesar. Le flaquearon las piernas, de modo que se quedó de rodillas delante del sillón. Se quedó mirándolo, ahora, vacío.

Fue entonces cuando...
- ¿Papá?
... Entendió que su padre había muerto.


viernes, 21 de agosto de 2015

Pasiones (I): Escritura

Hola ^^ Siento empezar esta novedad con MUCHO retraso. Esto forma parte de aquella entrada que tenía por nombre "Posible novedad". Siento de verdad que haya tardado tantísimo, pero esperaba empezar con algo que para mí ha estado presente desde hace mucho tiempo e iba a ser como especial, pero las cosas no siempre salen conforme queremos y he optado por cambiar el tema. Así que voy a sacar un plan B improvisado, pero muy acorde al blog. Así que sí, voy a empezar por la escritura.
Me ha costado lo mío decidirme si llamarlo "Pasiones" o "Hobbies". Pasiones es lo que lleva por título desde hace muuucho tiempo en borradores, así que no voy a desespañolizar el asunto :3


Creo que es bastante obvio por qué es una pasión. Si no lo fuera no me estaríais leyendo ni me habríais leído con anterioridad. De hecho por eso me decidí a crear un blog, para animarme a escribir y hacerlo de un modo más o menos continuo. Quizás, aunque es poco probable, algún día lejano podáis incluso leer un libro mío y pensar que vosotros empezasteis a conocerme en mis inicios. Soñar es gratis.

¿Cuándo empezaste a escribir?
Hace más de 5 años, ya casi 6, que empecé a escribir con pretensiones a llegar a algún sitio, o al menos acabar una historia, imprimirla aunque fuera, verla y pensar que algo había conseguido. Actualmente, la historia con la que empecé la tengo en espera desde hace ni yo sé cuánto. Pero mi propósito para este año (el primer propósito que me hago seriamente), es acabarla antes del año que viene. Ya veremos qué pasa a lo largo de este año, yo sin duda espero poder encontrar el tiempo y, sobre todo, la inspiración para poder hacerlo.

Desde que empezaste a escribir, ¿has escrito siempre de forma reiterada?
Aunque es verdad que durante estos casi 6 años no he estado escribiendo de forma muy regular, siempre que he tenido una idea la he intentado plasmar lo mejor posible. Prueba de ello es esa entrada extraída del baúl de los recuerdos. Eran cosas cortas, algo que escribía en un rato que me venía la inspiración, poco más. Pero ha sido suficiente como para no desvincularme totalmente de escribir. Cierto es que nunca he tenido una libretita o alguna nota donde ir apuntando los detalles que se me fueran ocurriendo ya fuera para esa primera historia que os he comentado o para alguna que ya tenía en la cabeza. Aunque a eso he puesto remedio hace poco. Ahora tengo una libreta donde voy a ir apuntando todo lo que se me venga a la cabeza para no olvidarme de nada de lo que quiera dejar huella.

¿Tienes muchas ideas en la cabeza para historias largas?
 Pues lo cierto es que tengo, incluyendo la que ya he comentado que empecé hace casi ya 6 años, tres que me rondan la cabeza, dos de ellas empezadas y otra que sólo tengo claro el personaje principal y los distintos problemillas que le van a ir surgiendo. De las otras dos lo cierto es que de la primera llevaré media historia, aunque necesita retoques y retoques y más retoques, y la otra tengo algunos datos generales y 2 o 3 capítulos que creo que empecé más en serio el año pasado.

¿Prefieres historias largas o cortas?
Esa es una muy buena pregunta. Yo soy muy, muy de andarme por las ramas, de manera que en ocasiones me podéis dar un grano de arena y quizá no os haga una montaña, pero sí una duna.
Por contra, las historias cortas, según entiendo yo las mías, son aquellas que no me ocupan más de dos folios completos. Vamos, lo que se puede llamar un golpe de inspiración. Y eso es algo muy práctico y ahora muy acorde al blog. Te da un arrebato, escribes y en menos de una hora puedes tener algo potable, independientemente de que necesite algún ligero retoque. Porque no, de momento no tengo pensado empezar una historia y seguirla por aquí. Porque no podría deciros la fecha en que terminaría y si ya he estado mucho tiempo sólo para acabar y subir la primera entrada de "Pasiones", no me quiero ni imaginar lo que tardaría en completar una historia larga. Así que de momento no es un objetivo que tenga presente en el blog.

¿Cuál es tu género favorito?
Buf, ya basta de preguntas que me hagan pensar. Veamos... Para escribir, me decantaría por... ¿El drama? Si queréis saber a qué me refiero, buscad la entrada "Inservible", creo que es lo que mejor refleja mi modo de escribir. Se me da mejor crear ambientes oscuros y sin esperanza, qué se le va a hacer.
En cuanto a lectura... Esto me lo podría guardar para otra entrada, pero como ya hace tiempo que no me pongo a leer seriamente (sí, tremendo error por mi parte), la contestaré. Me encantan las novelas policíacas y las de misterio. Me gusta mucho eso de ir montando teorías del motivo por el que ha pasado el hecho principal, la persona que lo ha podido hacer, conocer la historia personal de cada personaje... Soy curiosa por naturaleza. Tampoco le hago ascos a la ciencia ficción, y aunque estoy más alejada y fuera más favorito cuando era más pequeña, tampoco rechazo la fantasía.


Y esto es todo por el momento. Tengo alguna idea más sobre apartados como este, pero he pensado  que vosotros podríais proponer algún tema, e incluso preguntas. De momento podemos hablar dentro del apartado de "Pasiones", pero si se os ocurren más cosas no dudéis en comentármelas. Me encantaría que vosotros fuerais los entrevistadores y que no tuviera que hacer yo las preguntas, sobre todo, porque puedo no contestar a todo lo que vosotros quisierais saber.

Muchas gracias por leer, ¡espero que os haya gustado conocerme un poquitín más!

martes, 11 de agosto de 2015

Fragilidad

Hola hola a todo el mundo ^^
Hoy vengo con una reflexión.  Es algo que se me ocurrió y creo que es algo bastante real. Como intento hacer, por más que parezca todo dramático, siempre dejo una puerta abierta a la esperanza.
Espero que os guste ^^



Somos frágiles, muy frágiles. Nos creemos en muchas ocasiones invencibles, pero, ¿acaso es eso cierto? Un simple resfriado, causado por un ser, o un ente, invisible a nuestros ojos, puede provocarnos consecuencias irreversibles. Un simple golpe en la cabeza, causado por una tonta caída, puede provocarnos secuelas incurables. Unas meras palabras mal entendidas pueden desembocar en un sentimiento terrible e insostenible. ¿Significa eso ser los mejores?

Me aventuraría a decir que las heridas más profundas, las que más duelen, no son las físicas, sino las emocionales. Podemos estar débiles, podemos tener la enfermedad más grave, y aún así seguir avanzando, afrontarlo con una sonrisa, con un verdadero signo de alegría. Sin embargo, no pasa lo mismo cuando un amigo nos deja, cuando un familiar se va, cuando lo mejor es dejar a tu pareja. El desamparo es considerable. La desesperación está presente. Las ganas de seguir han desaparecido. Te sientes solo, apartado, quieres y a la vez odias la soledad, pero es la única compañera que te queda. No hallas nada que te alivie, ves un túnel sin final, el camino está lleno de piedras. El vacío es tal, que no nos importa morir.

Eso nos hace ser egoístas. Queremos que todo vuelva a ser como antes. Queremos que todo se arregle. Queremos que esa persona vuelva. Nos obcecamos con querer volver a nuestro estado de equilibrio y no vemos más allá. La niebla de nuestra cabeza no deja que podamos adaptarnos a la nueva situación, ni tampoco nuestro "sentido común" quiere ver los cambios. Perdemos la capacidad de adaptarnos.

Sin embargo, eso no es verdad. La adaptación es algo que nos viene de serie y no desaparece por arte de magia. El problema es no querer verlo. Podemos creer que no sabemos verlo, pero no sabemos porque nos hemos puesto unas gafas negras, más oscuras que las de sol, que solamente nos permiten ver sombras a nuestro alrededor y nos empeñamos en seguir manteniéndolas a toda costa. Si las llevamos mucho tiempo, incluso llegan a controlarnos, no siendo capaces de decirle a nadie lo que nos pasa, aunque ya lo imaginen, no articulando palabra a nuestro favor, aunque queramos, ni queriendo dar un abrazo por miedo a una infección emocional, aunque lo necesitemos. Eso no nos sirve, nos frena, nos impide vivir.

La mejor opción reside en el respeto a uno mismo. No todo lo que sentimos está mal, no todo nos tiene que salir bien y no siempre tenemos que vivir tomando como referencia un hecho negativo. La verdadera fortaleza consiste en saber avanzar entre el caos.



domingo, 19 de julio de 2015

Reflejo feliz

Muy buenas ^^ Hoy os traigo una reflexión que se me ocurrió estando con mis primos pequeños el otro día. Son mellizos y creedme cuando os digo que tienen baterías infinitas. Pensé en que yo también quería que me traspasaran energía y... Voilà!
Espero que os guste ^^


Vemos niños por la calle, correteando y haciendo ruido, persiguiéndose y riendo sin parar, sin tener ninguna preocupación. No somos pocos los que, algunas veces, podemos quejarnos internamente queriendo que paren quietos y nos dejen continuar con nuestra tranquilidad. No nos paramos a pensar que ellos están disfrutando de unos años gloriosos, unos momentos que probablemente apenas recuerden en unos cuantos días, pero que en ese instante les está haciendo aprender, relacionarse, forjarse como persona. A veces olvidamos que nosotros también fuimos niños.

Vivimos apresurados, no saboreamos el momento y a veces nos sumimos en una espesa amargura. Y me podéis decir ¿Acaso podemos vivir de otra manera con los tiempos que corren?. Pues, quizá, sí.

Nosotros, al contrario que los niños, sí tenemos preocupaciones. Es algo que viene con la oferta de cumplir años, y eso está bien. Madurar y darse cuenta de las cosas nos cuesta disgustos, aunque siempre nos aporta una moraleja que, si bien sabemos escuchar, hará que donde vimos una tragedia, ahora veamos cenizas de alegría. Es muy fácil decirlo y muy difícil hacerlo, pero creo que me podréis entender.

Sólo hay que aprender a canalizar las cosas que nos pasan. Saber que no todo el bueno, que la vida tiene sus momentos malos, pero que si hay algo por lo que estamos aquí, es para disfrutar. Aunque estemos en el más profundo y oscuro abismo, puede que no haya luz, pero sí puede haber esperanza. Esa esperanza nos puede hacer ver la luz, y una vez la hayamos visto, sólo tenemos que imaginarla más grande y más luminosa para que elimine cada pequeña, cada imperceptible mota de impureza de nosotros.

Pensemos en los pequeños. Ellos no se ciñen a hechos objetivos, su realidad es tan fantasiosa que se creen capaces de todo. ¿Por qué nosotros no podemos tener en algún momento esa sansación de invulnerabilidad? Quien quiere, puede, en la mayoría de los casos.

Otra cosa que hacen los pequeñajos es pedir ayuda a la primera de cambio. Cosa que los adultos muchas veces nos negamos en rotundo a hacer. La carga es menos pesada entre dos personas que si la lleva una sola. También ambas personas pueden ser capaces de llevarla sin que caiga nada de la carga por el camino y sean ellas las que vayan deshaciéndose de lo que sobra. En cambio, si la lleva una sola, es posible que caigan cosas que no quiere y esto haga tropezar a varias personas, viéndose afectadas por algo que no les concierne en absoluto.

También le dan mucha importancia al presente, y no al futuro, sobre todo el lejano. Se centran en lo que quieren ahora, en lo que harán mañana, en lo que les ha pasado hoy. No piensan lo que querrán dentro de medio año por navidad, en lo que harán cuando acaben en colegio, en lo que les pasará dentro de 5 años.

Admitamos que en ocasiones nos preocupamos por temas que no tienen la importancia que le damos. Ahorrémonos esos pensamientos. Admitamos que en ocasiones se nos ocurren mil y una posibilidades que pueden pasar al realizar una acción. Ahorrémonos las conjeturas. Admitamos que nos obsesionamos con que las cosas salgan a nuestra manera. Ahorrémonos nuestro punto de vista.
Y así, posiblemente, podamos ser más felices.


jueves, 9 de julio de 2015

Y realidad

Muy buenas ^^ No ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, lo cual es un hecho inaudito en la historia general. A ver si ahora con la excusa de que estoy de vacaciones y tengo portátil nuevo esto no es tan inusual.
Hoy os dejo con la segunda parte de "Irrealidad", que como ya dije era un fragmento que cubriría con dos entradas. Espero que os guste y que siga la línea de la primera parte ^^


Justo en ese momento su vida se paró y volvió a renacer. En ese preciso instante logró liberarse del fango y sentirse renovada. Se hallaba en un solitario lugar. Una especie de desierto sin color, completamente blanco con algún ligero toque negro. Sus ojos no alcanzaban ver ningún cuerpo que desprendiera calor cercano a ella, pues era la única que habitaba aquel lugar. Agudizó su vista hacia todas las direcciones posibles y se extrañó al no ver nada más que arena y dunas. El árido suelo de aquel paisaje le provocaba una ligera sensación de incertidumbre, como una pequeña molestia. Aunque nada le importara, la impresión de ignorancia total la incomodaba. A sabiendas de que su búsqueda sería en vano, decidió inspeccionar el sitio.

Curiosamente, había desarrollado un nuevo sentido que le permitía saber dónde cabía la posibilidad de hallar un organismo con vida. Su extraño radar le indicaba que muy cerca había una presencia humana. Estaba prácticamente delante de esa señal, mas no logró hallar compañía. Estiró uno de sus brazos hacia delante, intentando poder captar alguna sensación imperceptible a simple vista, pero no notó nada más que una repentina calidez por donde se suponía que había alguien. De pronto percibió otra presencia acecándose a ella, pero nuevamente fue incapaz de verla.

Empezó a caminar, alejándose de las señales donde no había nada, y su nuevo sentido no tardó en reaccionar de nuevo. Ahora era una señal más pequeña, bajita, alargada, y según parecía no era humana. No tardó en averiguar, gracias a las cuatro patas, que se trataba de su perro. No logró identificar a los humanos, pero sí sabía que ahora se trataba de su mascota, pues el calor que antes había descubierto ahora impregnaba su ser, y sabía que no cualquier animal se habría acercado a ella con tal delicadeza.

Decidió dejar de caminar y de buscar. No sabía lo que estaba pasando. No quería seguir presenciando entes. Nada le impulsaba a intentarlo. Se dio por vencida y se dejó caer, en medio de la nada, de aquella nada que había creado, de la nada que, quizás, nunca había existido.

A su alrededor, algunas personas admiraban con cierto pavor el final de esa muchacha. Ella jamás llegó a comprender que estaba rodeada de vida y por eso sus esfuerzos cayeron en saco roto.